La situación profesional de Ángela Aguilar se complica. Su gira Libre Corazón luce como un fracaso rotundo: recintos vacíos, boletos regalados y ventas estancadas en ciudades clave como Dallas, Houston, Hollywood y Las Vegas.

Ni los descuentos ni las promociones han logrado revertir el bajo interés del público. La artista enfrenta críticas por supuestamente copiar sin éxito el estilo teatral de Cazzu, lo que ha reforzado la percepción de falta de autenticidad en su propuesta artística.
En contraste, Christian Nodal evita cualquier interacción pública con ella. Aunque Ángela esperaba apoyo, el cantante la ignora por completo en redes, donde únicamente presume su gira en Estados Unidos.

Para sus seguidores, la falta de menciones es evidente y preocupante. Los rumores sobre tensión entre ambos crecen, sobre todo después de que Nodal enfrentara problemas logísticos por la negación de visas a varios integrantes de su mariachi.
A la crisis se suma un duro golpe dentro de la propia familia Aguilar. El reciente lanzamiento musical de Pepe Aguilar acumula apenas 14,000 reproducciones en tres días, mientras que su hijo Emiliano —el que la familia ha mantenido más distante mediáticamente— alcanzó 600,000 reproducciones en apenas ocho días.

La comparación ha generado burlas, críticas y lecturas que apuntan al desgaste del apellido Aguilar ante el público.
