La expansión descontrolada de las apuestas deportivas legales, convertidas en una industria multimillonaria a nivel global, ha detonado una crisis de integridad que pone en jaque la esencia del deporte profesional.
En el centro del huracán se encuentran las prop bets o apuestas de propuesta, un tipo de jugada tan específica y tan fácil de manipular que hoy es considerada la mayor amenaza para la transparencia en las Grandes Ligas de Beisbol (MLB) y otras ligas de élite.

Las recientes investigaciones federales en Estados Unidos han destapado un entramado de manipulación que involucra a jugadores de la MLB y la NBA, quienes habrían alterado microacciones dentro de los juegos para beneficiar apuestas previamente acordadas.
Aunque la legalización de las apuestas prometía supervisión y orden, el crecimiento exponencial de las prop bets ha superado la capacidad de regulación, alimentando la desconfianza del público y abriendo la puerta a esquemas de corrupción.

El caso más explosivo recae sobre los lanzadores de los Cleveland Guardians, Emmanuel Clase y Luis Ortiz, señalados de manipular lanzamientos individuales para que apostadores asociados ganaran decenas de miles de dólares por jugadas aparentemente insignificantes.
Fiscales revelaron que un simple lanzamiento desviado —que apenas altera la probabilidad de victoria del equipo— generó ganancias ilegales superiores a los 450 mil dólares desde 2023.

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