Menu

Excesos navideños: cómo afectan la salud

4 horas atrás

La Navidad es una de las épocas más esperadas del año por su valor familiar y social; sin embargo, también puede convertirse en un periodo de riesgo para la salud.

Durante estas fechas, los hábitos saludables suelen verse desplazados por un mayor consumo de alcohol, tabaco y alimentos hipercalóricos, así como por el abandono del ejercicio físico y de rutinas equilibradas.

Dietas festivas y consecuencias metabólicas

Los menús navideños suelen incluir recetas más elaboradas, con abundancia de salsas, grasas y azúcares.

A ello se suman dulces, postres y aperitivos fritos que incrementan de forma significativa la ingesta calórica.

En pocas semanas, estos excesos pueden provocar aumentos en los niveles de colesterol, azúcar en sangre y ácido úrico, además de elevar la presión arterial, favorecer la retención de líquidos y generar ganancia de peso y grasa corporal.

Riesgo cardiovascular y enfermedades asociadas

Las consecuencias de estos cambios no se limitan al aumento de peso.

Especialistas advierten que el desequilibrio alimentario sostenido incrementa el riesgo cardiovascular y favorece la aparición de sobrepeso y obesidad, factores directamente relacionados con enfermedades como la diabetes y la hipertensión, cuyo impacto suele manifestarse semanas después de las celebraciones.

Otras dolencias frecuentes en Navidad

Además de los trastornos metabólicos, en esta época aumentan problemas de salud como la gastroenteritis aguda, favorecida por el contacto cercano y el consumo compartido de alimentos.

También son comunes los resfriados y gripes, debido a las bajas temperaturas y a las reuniones en espacios cerrados.

A ello se suman el estreñimiento, por la reducción de fibra, agua y ejercicio, y las hemorroides, asociadas al consumo excesivo de grasas, alcohol y alimentos picantes.

Cómo debe ser la dieta durante las fiestas

Para contrarrestar los excesos, los expertos recomiendan mantener una dieta variada y equilibrada, rica en frutas y verduras, que aportan vitaminas y minerales esenciales.

Se aconseja reducir las grasas saturadas y priorizar el consumo de aceite de oliva y pescado azul, garantizar un aporte adecuado de proteínas y moderar los hidratos de carbono, especialmente los refinados, sin eliminarlos por completo.

Ejercicio, hidratación y otras precauciones

Además de cuidar la alimentación, es fundamental respetar hábitos como realizar cinco comidas al día, controlar las raciones, beber suficiente agua y optar por preparaciones saludables.

La actividad física cobra especial importancia: la Organización Mundial de la Salud recomienda entre 30 y 60 minutos diarios de ejercicio o caminar al menos 5 mil pasos.

Asimismo, durante actividades invernales al aire libre, es clave proteger la piel, los labios y los ojos del sol, especialmente en zonas de montaña donde la radiación aumenta.